Todos los que hacemos “Los Pinitos” conformamos un equipo docente que cree en la construcción colectiva del concepto de la ESCUELA para PENSAR, para SENTIR, la escuela en la cual es importante PONERSE EN MOVIMIENTO Y CREAR. Buscamos una escuela en la cual cada nene crezca, desarrollando habilidades y desplegando potencias, en tiempos propios, personales y adecuados.
La escuela con peldaños construidos a partir de desafíos por sortear, de situaciones problemáticas que ponen a los chicos en instancias de resolución y los involucra junto a otros, en la necesidad de poner en juego habilidades sobre las cuales se construyen, nuevas posibilidades y aprendizajes.
Buscamos construir un jardín en el que cada contenido se piense significativo para ese nene que necesita apropiarse de él para crecer. Un jardín que entiende que son los nenes los protagonistas de los procesos de enseñanza -aprendizaje y que los maestros somos los constantes reformuladores de senderos y caminos.
El trabajo en equipo, la planificación pensada, la continua evaluación de la labor, el cuidado de los detalles, el acompañamiento y la contención y el juego como herramienta, son los ingredientes de la tarea cotidiana que nos permitirán que nuestros nenes al egresar del jardín logren:
En ingles y a través de variados juegos, los nenes comienzan el proceso de apropiación de la nueva lengua. A partir del mismo y a lo largo del resto de la trayectoria escolar, nuestros alumnos se enfrentaran a la posibilidad de rendir exámenes de alto nivel internacional que les permitirá garantizar una excelente performance en la materia.
Un lugar en el que acompañamos a los chicos
mientras SON
mientras SE DEFINEN
mientras CRECEN
mientras SE TRANSFORMAN
mientras SE CONOCEN Y RECONOCEN
Es el espacio donde los maestros nos reunimos cada día para construir para ellos, el mejor lugar que somos capaces de hacer.
…Se reconoce al juego como contexto en el que cobran significado otros saberes que exigen ser aprendidos (…) En el juego se reduce la gravedad de las consecuencias de los errores, y (…) propone una forma de construcción de saberes que permite arriesgar algunas respuestas solo inteligibles en el ámbito de lo lúdico. (Diseño Curricular para la Educación Inicial 2018. Dirección General de Cultura y Educación Prov. De Buenos Aires)
Es la herramienta de trabajo prioritaria en el jardín. Hace a la cotidianeidad y es el motor de todo aprendizaje. Es soporte y marco de situaciones de enseñanza y como tal, estimula a los chicos a poner en marcha las ideas que poseen del espacio social.
Despojado de ese rol de contexto y significado, la experiencia lúdica conlleva en sí la posibilidad de enseñar a los nenes a jugar nuevos juegos, a jugar con otros y a ser creadores de sus propias propuestas a partir de elegir a qué, cómo y con quién quieren jugar. El juego facilita un increíble despliegue de creatividad e imaginación.
Juego simbólico, juego de construcción y juegos reglados; juego en sectores, juegos tradicionales, escenarios lúdicos, juego trabajo y juego en talleres… Todas estas modalidades conviven en el jardín aportando la riqueza de sus particularidades y permitiendo el despliegue del Ser en INFANCIA.
La música en el jardín es esencia y escenario, es expresión, valoración del arte y la creatividad y como tal, ayuda al niño a conocerse íntegramente.
Es ritmo, tono, timbre y movimiento, conjugados en la posibilidad de adquirir una sucesión de aprendizajes secuenciados, desde el maternal hasta sala de cinco. En este evento los pequeños artistas buscan al público más entrañable para mostrar todo lo que han aprendido y saben hacer: ejecutar un instrumento, distinguir y diferenciar estrofas de estribillos, seguir ritmos variados, recordar letras de canciones, combinar con otros voces y sonidos y sentir “en equipo”, el calor de la ovación de una noche especial. Estos, nuestros músicos del jardín, se preparan de este modo para continuar especializándose en los talleres de cuerdas de la escuela primaria y formar parte, algún día, de la Orquesta de Alas que le sumará vuelo a sus notas.
Es la expresión propia del nene de jardín. Cuando las palabras aun no pueden plasmarse por escrito y el lenguaje está en plena construcción, la plástica se convierte en mediadora de la emoción. Se despliega en estallido de colores y formas, que combinan lo figurativo y lo abstracto con la destreza que deviene de los grandes artistas.
El jardín le propone al nene partir del punto y la línea hasta llegar a desarrollar un trazo con impronta personal y explorar forma, textura y color, para desarrollar un verdadero sentido creador.
En el jardín los nenes experimentan la primera aproximación a la plataforma tecnológica escolar. Los chicos, nativos digitales, no vienen a aprender a usar las herramientas que el área informática les ofrece, sino a aprovechar sus potencias.
Sorteando desafíos lúdicos, refuerzan los contenidos de cada temática de proyecto abordados en el aula. Así cada semana, una nueva propuesta los pone frente a la necesidad de resolver situaciones de diferente grado de dificultad, buscar las mejores estrategias y acordar con otros, hasta encontrar una solución adecuada y pertinente.
La creatividad es la protagonista, y la imaginación, le fuerza de impulso par lo innovador.
Los nenes se convierten en: usuarios responsables e innovadores activos de herramientas y dispositivos.